EL ANIMAL MAS PELIGRO DEL PLANETA: EL SER HUMANO

Un amigo cercano, considera que mentalmente me encuentro inestable, por darle (en algunos casos) más respeto a los animales que a los seres humanos, considera una aberraciónhitler-picachu5b15d que iguale a los animales con un ser tan racional como el hombre y  considera una infamia que espiritualmente me indigne con el abuso a los animales pero no me rasgue las vestiduras por los niños violados.

Al respecto debo decir que tan solo hace 72 años, Adolf Hitler incorporaba en el lenguaje el concepto de “superioridad  de la raza”, para definir que el hombre se encontraba por encima de todos los seres vivos del universo  y existían razas superiores.  Como resultado de su teoría de la superioridad, el holocausto fue un «éxito» : trajo consigo la muerte de 15 millones de personas, entre los que se encontraron 6 millones de judíos, gitanos, homosexuales e individuos de diferentes nacionalidades.

Hoy, cuando me hablan de la superioridad del hombre, no puedo evitar mirar el pasado, para entender las consecuencias de la superioridad, en seres tan mezquinos e inteligentes, como el ser humano, al tener la capacidad de reinventarse,  crea nuevas formas de maldad y maltrato hacia cualquier ser viviente.

Nos damos el lujo de sacar un listado de razas potencialmente peligrosas, cuando diariamente se extinguen 150 especies de animales al día, “lo que se considera la mayor ola de pérdida biológica desde que desaparecieron los dinosaurios” y todo por culpa del hombre. 206 huesos, 360 articulaciones y máximo 90 kilos de peso lograron superar la destrucción de un animal de más de dos (2) metros de largo,  52 toneladas y el cerebro del tamaño de una nuez, la teoría de la evolución se rompe, porqué el ser humano no se encuentra extinguiendo especies por necesidad o para poder evolucionar, en unos casos lo hacen por maldad pura, diversión, tradición histórica o simplemente sin justificación.

Respeto más a los animales que a muchos seres humanos, porque siendo animales irracionales , jamás abandonan sus crías, no conocen los conceptos de venganza, odio, tortura y solo asesinan a otra especie basadas en su instinto de supervivencia. Ojala los hombres tuviéramos la mitad de la nobleza y cariño que promulgan las especies más irracionales, porque aunque suene fuerte decirlo, me avergüenzo de la especie más destructiva del planeta: El hombre.

Claro que los niños violados, merecen desaprobación social, pero que se puede esperar de una raza que está diseñada para la maldad. Los niños y los animales tienen el mismo depredador común, el ser humano.

No digo que todos los seres humanos sean armas de destrucción, masiva, pero para empezar a cambiar nuestra pequeña porción del mundo, debemos aceptar quienes somos y cuánto daño le hemos hecho al planeta y al prójimo. Debemos erradicar nuestro concepto de superioridad y a favor de la globalización aceptar que todos los seres vivos: animales y humanos merecemos el mismo respeto, de este modo no nos encontraremos en dilemas de tan doble moral, como tener que catalogar que es más importante si protestar por los niños o por los animales.

 

 

TOROS VS NIÑOS

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Mientras conducía hacia el trabajo, atrapada en medio de uno de los habituales trancones en la ciudad de Bogotá, encendí la radio y sin pedirlo termine enfrentándome a un dilema (no dilema) radial, sobre porqué los animalistas no protestamos contra los niños violados en algún lugar del país.

No se desde cuando ser animalista es sinónimo de odio a la humanidad, a los niños, a los seres vivos y únicamente amor a los animales.

El trabajo realizado por los animalistas en Colombia, es literalmente “por amor al arte”, solo los que hemos rescatado animales entendemos los costos económicos y emocionales que significa recuperar cualquier tipo de especie en condiciones deplorables en las que han caído por culpa de la especie más racional del mundo: El ser humano.

Para ser animalista, no basta con amar a los animales y sacrificar todos nuestros recursos para su recuperación, ahora, el propio estado hace más difícil la tarea exigiendo requisitos adicionales para “razas potencialmente peligrosas”, cuando desde regulo en el año 2002 “la tenencia y registro de perros potencialmente peligrosos”, presentándolo como una “novedad” en el famoso “Código Nacional de Policía”.

Lo paradójico del asunto es que mientras el Estado legisla para proteger a un sector poblacional, en otra parte del país la Dirección de Gestión Ambiental de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, inicia una persecución contra el animalista Deiby Beltrán Cerón, más conocido como “Davis Travis” por el manejo ilegal de fauna silvestre en su “Refugio La Casita del Bosque” donde recuperaba zarigüeyas, búhos, gallinazos y otras especies, con sus propios recursos, prohibiendo el ejercicio de la “protección desinteresada de la fauna silvestre”, por ser un delito ambiental.

Este es el costo que tienen que pagar los animalistas: La persecución estatal, el abandono humano y la popularidad en las redes que solo les trae consigo LIKES pero poco dinero para la alimentación y mantenimiento de sus hogares de paso.

En resumen, el estado no se hace cargo de la problemática animalista pero tampoco permite que terceros realicen la labor y al contrario burocratiza los procedimientos empeorando la situación actual de los animales.

Muestra de la improvisación estatal es el abandono de los “animales potencialmente peligrosos”.  Los refugios no se encuentran en la capacidad económica para hacer frente a las pólizas exigidas, una vez más el estado legisla sin analizar las consecuencias sociales de sus directrices.

La problemática social de los niños violados es reprochable, tan reprochable como los animales maltratados y los toros asesinados, no es justo que los medios sociales sigan estigmatizando a los animalistas y su lucha silenciosa.

Los animalistas,  no tienen por qué protestar por lo que es “políticamente correcto para una sociedad que les ha dado mucho la espalda, cada cual protesta por lo que quiera protestar.

Yo protesto por los animales, por los que no tienen voz, nosotros somos su voz.